Fue fundada en 1970 y cuenta con unos 1.500 fieles. El 90%
de ellos son homosexuales. La Catedral de la Esperanza es el templo gay más
grande del mundo y se encuentra en Texas, uno de los estados más conservadores
de EE.UU.
La misa es similar a la del rito católico, pero durante la
ceremonia se puede ver a mujeres comulgar tomadas de la mano, o a un hombre,
que durante el evangelio, acaricia la oreja de su compañero.
Una lesbiana se para bajo la gran cruz del templo, sonríe y
saluda en el nombre de Dios.
Su nombre es Jo Hudson y domingo tras domingo dirige a un
grupo de más de 1.500 personas que asisten a Cathedral of Hope (Catedral de la
Esperanza), conocida como la iglesia para gays, lesbianas, bisexuales y
personas transgénero más grande del mundo.
Desde los cantos del inicio de la ceremonia, pasando por la
lectura del evangelio, el sermón, la comunión y los anuncios comunitarios, se
trata de una celebración religiosa similar a la del rito católico y a la de las
iglesias cristianas.
La diferencia más notable son las expresiones homosexuales,
que son asumidas con toda normalidad y nadie se escandaliza.
«Nuestra iglesia predica un mensaje de inclusión. Le
recordamos a toda la gente, se trate de gays, lesbianas o heterosexuales, que
Dios nos ama a todos. No importa de qué color seamos ni cuál sea nuestra
preferencia sexual, Dios nos ama de la misma forma», explica la reverenda
Hudson, una mujer que entendió que era lesbiana mientras se preparaba para
convertirse en pastora de una iglesia cristiana de corte conservador.
Sus sermones y enseñanzas, se centran en la pobreza, en
cuestiones sociales y en la espiritualidad y no en la homosexualidad.
«Antes teníamos que ocultarnos»
Cathedral of Hope se originó en 1970 en Dallas, en una de
las regiones más conservadoras de Estados Unidos. Hasta hace poco más de dos
años, el estado de Texas tenía una ley que prohibía las relaciones íntimas
entre personas del mismo sexo.
En los inicios de la iglesia, se reunían apenas una docena
de personas y nadie se atrevía a usar su nombre completo. Bruce Erhardt, uno de
los primeros fieles de la congregación, recuerda que en esa época él
simplemente era conocido como `B.`, y se reunía con `J.` o `L.`, pues vivían
con temor por la homofobia imperante. «Prácticamente teníamos que ocultarnos
-recuerda-. La sociedad no estaba lista para admitir nuestro derecho a ser
religiosos sin mentir sobre nuestra sexualidad».
Aunque casi 37 años después las cosas han cambiado, Hudson
cree que todavía hay grandes dificultades. «Persisten grandes sectores de la
sociedad que consideran que lo que hacemos en esta iglesia es pecado o una
abominación. No encuentro nada abominable en un grupo de seres humanos que se
reúnen para celebrar que son hijos de Dios», sostiene.
Sermones colombianos
Gran parte de los argumentos religiosos defendidos por
Cathedral of Hope se basan en estudios bíblicos y escritos del reverendo
Michael Piazza, padre de dos hijos que "salió del clóset" en su
madurez y es ahora decano de la iglesia. Según Piazza, la Biblia no condena en
ningún pasaje el ser gay o lesbiana y Jesús nunca dedicó una sola palabra al
tema.
Lo secunda el reverendo Rusty Baldridge, también homosexual
y padre de dos hijos, y líder del servicio religioso para gays hispanos. «Seguimos
las enseñanzas de Dios y por supuesto aconsejamos evitar la promiscuidad y ser
fieles. Los gays nunca fueron condenados por Dios», afirma.
En este punto surge el nombre de Luis Fernando Moreno,
colombiano de 37 años que vive en Dallas desde hace casi siete y asiste con
regularidad.
Antes de llegar a EE.UU., Moreno, criado en una familia que
se considera católica, no era practicante y ni siquiera había sido bautizado.
Ahora, muy convencido de su fe y de su homosexualidad,
participa activamente en el servicio en español e incluso escribe sermones. Con
esta experiencia cuenta que ha visto las cicatrices del complejo de culpa.
«Sobre todo entre gays católicos es tremendo -dice-. Conozco
cantidades de gays que rechazan esta iglesia. Que exista ya les parece pecado.
Incluso, entre gente que asiste, conocí a alguien que me dijo que, a pesar de
ir, él sabía que iba a terminar en el infierno».
Si bien la asistencia semanal a la Cathedral of Hope llega a
unas 1.500 personas en dos servicios en inglés y uno mucho más pequeño en
español que convoca, en promedio, a unas 50 personas, las autoridades de la
iglesia calculan que más de 25.000 creyentes siguen su mensaje en directo.
Las misas en inglés son transmitidas, en vivo, a más de 30
estaciones locales de televisión en Estados Unidos.
También hay una emisión a través de Internet que, según el
reverendo Dawson Taylor, encargado de varios programas religiosos de Cathedral
of Hope, los pone en contacto con países como Zimbabwe, Brasil o Bélgica.
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